A principios del siglo XIV el oeste de lo que es actualmente Ucrania y que se conoce como La Galitzia-Volinia fue conquistada por Casimiro III de Polonia, mientras que el corazón del antiguo Rus de Kiev fue dominado por el Gran Ducado de Lituania. Tras la unión dinástica entre ambos estados Ucrania pasa a depender nominalmente de Lituania, es en esa época cuando se empieza a utilizar el término Ruteno y Rutenia (derivados del nombre Rus) para denominar a Ucrania. El nombre Ucrania tal y como lo conocemos no aparecerá hasta el siglo XVI, cuando el territorio pasará a estar bajo el dominio de Polonia.
Durante ese periodo y por influencia polaca, la iglesia ortodoxa ucraniana firmará una serie de tratados de unión con la iglesia católica romana, pero manteniendo su rito oriental y sus costumbres tradicionales (como el matrimonio de los sacerdotes), la clase alta ucraniana se hará católica, esos tratados se denominarán “unias” y a la iglesia católica ucraniana se la denominara Uniata (hoy se les denomina greco católicos).
En 1648, los enfrentamientos con la nobleza polaca, y la resistencia de campesinos a hacerse católicos provocó un enfrentamiento con Polonia, a la vez que se mantenía guerras continuas contra el Kanato otomano de Crimea, surgió el liderazgo del Hetman Bogdan Khmenitskiy que conseguirá unir a lo cosacos y campesinos contra la dominación polaca venciéndoles en varias batallas. No obstante, el estado cosaco se encontraba con dos frentes, uno con Polonia al este y otro con los tártaros de Crimea al Sur, por lo que Khmelnistkyi optó por pedir protección a la iglesia ortodoxa y al zar de Rusia, firmándose el tratado de Pereyeslav.
El tratado de Pereyeslav se firmó en 1654, y su texto no se conserva, lo cual puede entenderse en el caso de los ucranianos, pero es difícil de entender en el caso ruso donde todo se archivaba en el Kremlin. La versión de los historiadores rusos es que se trataba de la anexión del territorio ucraniano a Rusia, la versión ucraniana sin embargo (más creíble) es que se trata de un tratado por el cual el Zar de Rusia garantizaba protección militar a los ucranianos, a cambio de que este le reconocieran como soberano, pero garantizando amplia autonomía y autogobierno, algo así como un “pacto foral”. El Zar no parece que estaba muy dispuesto a garantizar esa autonomía, porque 1658 los cosacos firman con la mancomunidad Polaco-lituana el tratado de Hadiach por el cual se crea el Gran Ducado de Rutenia y se forma una mancomunidad Polaco-lituano-Rutena, este tratado nunca llegó a entrar en vigor porque los polacos no fueron capaces de liberar Kviv de la dominación del zar, y al año siguiente el hijo de Bogdan Khmelnitsky firma con el Zar un nuevo tratado de Pereyeslav en el que el autogobierno de los cosacos queda limitado. En esa situación los zares comienzan a impulsar la iglesia ortodoxa y la cultura rusa en Ucrania, eliminándose casi por completo la influencia de la iglesia católica al este del río Dnipro.
Xabier Ormaetxea Garai.
Presidente de Fundación Ekialde