Eslavos occidentales y orientales
Según esta teoría los polacos, checos, eslovacos etc. son eslavos occidentales, mientras los Ucranianos, Bielorrusos y Rusos forman la familia eslava oriental, con esta premisa se forma la idea artificial de que Bielorrusia, Ucrania y rusia forman una “trinidad” llamada a formar el imperio Ruso, e incluso negándose la existencia de una identidad ucraniana.
Lo cierto es que el idioma ucraniano es más parecido al polaco que al ruso, y que a lo largo de la historia ha convivido con los polacos tanto como con los rusos, así pues, la idea de eslavos orientales y occidentales es un invento interesado al servicio de la idea imperial rusa. Nótese que los rusos llaman a los ucranianos maloruskis, y a Ucrania Malorosiya, es decir pequeña rusia y pequeños rusos, denominación que jamás es utilizada por los ucranianos y que indica una idea de superioridad inaceptable.
Rusos y ucranianos tienen su origen en el Rus de Kiev
Durante el Rus de Kiev, Moscú era un poblado insignificante en un extremo del territorio, no fue hasta transcurridos varios siglos desde la desaparición del Rus que Moscovia comenzase a utilizar el nombre de Rusia y no fue hasta el Zar Pedro el grande que se empezase a hablar de “todas las rusias”, o de la madre Rusia. Estas ideas provienen de la peregrina idea impulsada por la Iglesia ortodoxa rusa de que en el pasado había tres ciudades santas, Jerusalén, Constantinopla y Roma, y que tras la caída de Constantinopla, Moscú ocupó su lugar como tercera ciudad Santa y que el patriarcado de Moscú debe de regir sobre todas las iglesias orientales. NI siquiera el gentilicio del Rus es correcto, pues los ucranianos o rutenos son rusinos (rusins), pero no rusos (ruskis).
Crimea nunca ha sido ucraniana, y fue un regalo de Kruschev a Ucrania
Crimea y parte del sur de Ucrania fue un kanato independiente de los tártaros, muy ligado al imperio Otomano. El imperio Ruso conquistó el kanato en el siglo XVIII (1775) y los territorios incorporados fueron poblados por campesinos ucranianos (el campo) y por ucranianos y rusos ( las ciudades). Los mapas lingüísticos de principios del siglo XX elaborados sobre todo en la época de la Sociedad de Naciones dejan muy claro que la mayoría de la población de la zona era ucraniana, salvo la existencia en el interior de Crimea de una importante minoría tártara.
En 1954 Kruschev en un gesto un tanto teatral, “regaló” Crimea a la República Soviética de Ucrania, en realidad se deshizo de un territorio gravoso, endosando su financiación y suministros de bienes a Ucrania. Un porcentaje muy grande de su población tiene origen ucraniano, y en el referéndum sobre la independencia de ucrania un 54% de la población de Crimea votó a favor de su incorporación a Ucrania independiente.
Xabier Ormaetxea Garai.
Presidente de Fundación Ekialde